En cuanto a los consumos de reactivos químicos, el impacto económico de una EDARI no reside exclusivamente en su inversión inicial, sino en su contribución al tratamiento del agua en el proceso cerámico y en la eficiencia con la que se gestionan a lo largo del tiempo. Los reactivos químicos juegan un rol fundamental en este contexto.
En el contexto industrial cerámico, donde el agua no es solo un residuo sino una materia prima que condiciona la estabilidad y repetibilidad de los procesos, el papel de la EDARI adquiere una nueva dimensión, ya que la depuradora no solo debe tratar las aguas sucias correctamente, sino estabilizar la calidad del agua que vuelve al proceso. Cualquier desviación química en el agua recuperada impacta en las formulaciones, en los secados, en los esmaltes y, por tanto, en la calidad del producto final.
Centrándonos en los tratamientos de depuración de aguas cuyo objetivo es la recuperación en el atomizador, reactivos que contengan cloruros, sulfatos u otros parámetros que aumenten la conductividad, conllevan el aumento del consumo de defloculantes en el proceso de preparación de la barbotina previa al atomizador, pudiendo incluso aumentar el consumo energético y las emisiones de CO2, debido a no poder alcanzar los valores de densidad habituales. En Grins Industrial Solutions, a través de su división Grins Environmental Engineering, entendemos que el verdadero valor de una EDARI no es simplemente cumplir con el tratamiento del efluente, sino garantizar que ese tratamiento sea constante, eficiente y compatible con los requerimientos técnicos del proceso de producción. Aquí, los reactivos químicos tienen gran importancia.
Y para ello, los reactivos no deben verse como un gasto, sino como una herramienta crítica de control del proceso. Una mala dosificación o una selección incorrecta no solo eleva los costes, genera lodos innecesarios, provoca inestabilidades operativas y fuerza ajustes continuos por parte del equipo de mantenimiento. La correcta utilización de reactivos químicos puede optimizar el proceso.
Para nosotros, el reactivo es una variable técnica, no un gasto fijo
Cada proyecto comienza en laboratorio. Nuestros técnicos realizan ensayos de Jar-Test con muestras reales de vertido, no simulaciones genéricas. El objetivo es encontrar la combinación óptima de productos y concentraciones para obtener un agua clara y estable con el mínimo consumo químico posible.
Este trabajo se repite en tres momentos clave:
- En el diseño del sistema, para definir la configuración y automatización de dosificación.
- En la puesta en marcha, para ajustar los valores reales tras la instalación. Aquí, el uso de reactivos químicos es esencial.
- En el seguimiento periódico, para reajustar las dosificaciones si varía el proceso o el vertido.
¿Por qué muchas depuradoras gastan de más y generan más problemas?
- Porque no se mide adecuadamente la concentración de sólidos o la carga contaminante.
- Porque los sistemas de dosificación no están calibrados ni adaptados al caudal real.
- Porque no hay seguimiento analítico mensual que detecte desvíos.
- Porque la formación del operario no incluye criterios técnicos para ajustar parámetros.
- Porque no se considera el impacto del agua tratada sobre el proceso productivo.
En relación a los resultados de una dosificación optimizada, podríamos hablar de una dosis promedio de reactivos (Coagulante+Floculante) de mercado de 100 ppm y con Grins 25 ppm, con una frecuencia de ajuste [semanal – mensual] y un coste químico por m3 de mercado de 0,30 – 0,40 € y con Grins de 0,15 – 0,25 €
Seguimiento técnico con criterio químico
Nuestro servicio no se limita a la entrega de productos. Aplicamos un enfoque técnico riguroso que incluye el uso de reactivos químicos:
- Análisis mensual de parámetros relevantes (DQO, sólidos, turbidez, pH, etc.).
- Revisión y calibración de bombas dosificadoras.
- Ensayos periódicos de Jar-Test para confirmar o corregir la estrategia química.
- Formación continua a los técnicos de planta sobre criterios de ajuste y control.
Todo orientado a mantener un sistema estable, eficiente y alineado con las exigencias del proceso cerámico.